Los acordes de séptima menor son una herramienta muy importante para los músicos que quieren improvisar y crear armonías interesantes. Al utilizar estos acordes, se puede obtener una sonoridad más compleja y rica que la que se obtiene con acordes mayores o menores simples. En este artículo, vamos a explorar cómo se pueden improvisar con acordes de séptima menor para conseguir una mayor variedad en la armonía de nuestras canciones.
Para empezar, es importante entender qué son los acordes de séptima menor. Estos acordes se construyen a partir de un acorde menor (por ejemplo, un acorde de Do menor) al que se le añade la séptima menor (en este caso, la séptima menor de Do menor es Si bemol).
La fórmula para construir un acorde de séptima menor es la siguiente: 1 b3 5 b7. Es decir, se toma la primera nota de la escala (la tónica), se le resta un semitono (b3), se añade la quinta nota de la escala y se le resta otro semitono (b7). Por ejemplo, el acorde de La menor séptima (Am7) se forma de la siguiente manera: La (tónica) - Do (b3) - Mi (5) - Sol (b7).
Una vez que se tiene una comprensión general de lo que son los acordes de séptima menor, es importante aprender cómo se pueden utilizar para improvisar. Un buen punto de partida es pensar en ellos como una manera de añadir tensión y emoción a una canción.
Por ejemplo, si se está improvisando en una canción en tonalidad de Do mayor, se puede utilizar el acorde de Fa menor séptima (Fm7) para crear un momento de tensión. El Fa menor es el acorde sexto de la tonalidad de Do mayor, y es un acorde menor en una tonalidad mayor. El uso de este acorde de séptima menor añade una emoción melancólica y una sutil sensación de incertidumbre. Una vez se ha creado esta tensión, se puede resolver en el acorde de Sol mayor para dar un final feliz y satisfactorio.
Hay muchas maneras de utilizar los acordes de séptima menor para improvisar, pero es importante no sobrecargar una canción con demasiados cambios de acordes. Una buena regla general es limitarse a uno o dos acordes de séptima menor en una sola canción. De esta manera, se crea un elemento interesante, sin abrumar al oyente con demasiadas notas.
El blues es un género que utiliza mucho los acordes de séptima menor, y de hecho, el acorde de séptima menor es una característica clave de la sonoridad del blues. En el blues, se pueden utilizar acordes de séptima menor en cada uno de los tres acordes principales (I, IV y V) para crear un sonido más rico y completo. Por ejemplo, en un blues en tonalidad de E, se pueden utilizar los acordes de E7, A7 y B7.
En el jazz, los acordes de séptima menor se utilizan de manera similar para crear tensión y emoción en la armonía. Una técnica común es tocar un acorde de Do mayor y, a continuación, tocar un acorde de Re menor séptima (Dm7) antes de volver al acorde de Do mayor. Este cambio añade un elemento de interés armónico a la canción.
En el funk, los acordes de séptima menor se utilizan para crear una sensación de tensión y anticipación. Por ejemplo, en una canción en tonalidad de E, se puede utilizar el acorde de E7 para crear una sensación de anticipación antes de pasar al acorde de A7.
Los acordes de séptima menor son una herramienta valiosa para cualquier músico que quiera añadir complejidad y emoción a sus composiciones. Cuando se utilizan sabiamente, estos acordes pueden crear cambios armónicos interesantes e inesperados, añadiendo una dimensión extra a la música.